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Se solicitan líderes con vocación democrática para salvar América

América entera pide a gritos liderazgos solidarios, formados con vocación democrática, con empatía para devolver a la gente su esperanza en la política

Por VENAMÉRICA, NELSON OXFORD

Al terminar la semana, queda como reflexión la necesidad de promover acciones más concretas en función de la gobernabilidad y la gobernanza, como secuela de lo reflejado en los eventos programados por la inquietud de afrontar al futuro del hemisferio.

El viernes, el foro presencial “La relación entre estados unidos e Iberoamérica: perspectivas políticas y económicas”, organizado por la Fundación Internacional para la Libertad (FIL) presidida por Mario Vargas Llosa, cuya temática se centró en la promoción de la libertad, la democracia y el estado de derecho en Iberoamérica, dejo un estado de incertidumbre.

El sábado, vía la plataforma zoom, un encuentro bajo el nombre «Venezuela, ¿A dónde vas? ¿Qué hacer ahora, hacia dónde movernos en camino a la democracia y la libertad?», promovido por VenAmérica, junto a otras 40 organizaciones de la sociedad civil esparcidas por el mundo, que enmarcó su temario en analizar el panorama político al que enfrenta la oposición de Venezuela, los obstáculos y propuestas para lograr la salida de la dictadura, desenvaino sin concluir el controversial tema del liderazgo como piedra en el zapato y el revocatorio como posible alternativa.

Ambos eventos, densos, colmados de precisas intervenciones por parte de ex presidentes, políticos, investigadores, burócratas y ciudadanos que brindaron análisis aleccionadores, ilustrativos y alarmantes argumentos coincidentes en visualizar, con las consabidas tonalidades, una realidad a la que por sobrevivencia natural no podemos darle la espalda y debemos enfrentar sin pausa y con prisa: el crecimiento de la pobreza y la desigualdad en toda América, causas que han traído como efecto, la perdida, cada vez más evidente y preocupante, de espacio para la libertad y la democracia; y en contraste abrumador, el crecimiento del comunismo, el populismo y la dictadura como sistema de gobierno; destacándose un factor común en toda la región: la insolvencia del liderazgo de oposición.

Hubo consenso en señalar que el desequilibrio estructural, el desarraigo y desapego por la política y por los políticos, de cualquier signo, por el que atraviesa nuestra sociedad, es producto del corrosivo y contagioso virus de la corrupción, de la falta de ética y solidaridad, de la opaca transparencia y probidad en el ejercicio de la función pública, y de la enajenación de la justicia, así como las fallas estratégicas para condenar las felonías acaparadas como trofeos por dictadores y megalómanos gobernantes, camuflados de demócratas, que exhiben como victoria sin castigo, la promesa engañosa y la mentira, así como la supresión de los derechos humanos de manera planificada y sin contrición, al mejor estilo socialista, como camino hacia el bienestar individual y colectivo; un contexto en el que por desgracia, también resalta en el hemisferio la dantesca y patética inconsistencia del liderazgos de oposición.

Si bien la libertad es necesaria para el ejercicio social y la participación económica y política, así como para garantizar la vigencia del ámbito natural en la defensa de los derechos y deberes de la persona humana. También es un hecho que la globalización y las redes sociales cambiaron la cultura democrática, imponiendo una revolución en materia de comunicación, información e interacción de tal magnitud que hoy, como nunca antes, los pueblos del mundo estuvieron tan conectados y enterados de tanto, lo que ha servido para poner en dramática evidencia a los mismos que han venido haciendo lo mismo y cometiendo los mismos errores con los mismos resultados, revelando así que la democracia en el continente necesita con urgencia y cordura renovar su liderazgo en todos sus ámbitos, no solo en nombres sino en estrategias y propuestas alternativas, capaces de confrontar en todo terreno las maniobras de la izquierda programadas desde del Foro de Sao Paulo o de Puebla.

Hoy, América entera pide a gritos liderazgos solidarios, formados con vocación democrática, con empatía para devolver a la gente su esperanza en la política y en los políticos; líderes positivos y comprometidos, que depongan intereses personales y grupales, alineándose con la realidad país, identificándose como un solo pueblo para para impulsar el desarrollo, la unión y preservar la memoria histórica, tradiciones y costumbres de las naciones; lideres que fortalezcan el contacto entre la iglesia, la sociedad civil, los partidos políticos y la gente para ser “la voz de quienes no tienen voz”; promoviendo actividades que movilicen a los ciudadanos, trazando estrategias para denunciar y enfrentar con determinación el oprobio, la inequidad y la injusticia.

Hay que salvar América, allí está el reto, esa es la misión.

*Nelson Oxford es director de VenAmérica.

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