Patria, Capitalismo y Valores
Por Neuro J. Villalobos*
Esperamos que el liderazgo de María Corina, una mujer íntegra, nos ayude a impulsarnos en esta lucha por la gran tarea de rescatar nuestros valores que a su vez nos permita reconciliarnos con la vida.
Mientras en el país se siguen levantando las carpas para los espectáculos circenses, existen venezolanos capaces de distinguir entre las payasadas y las verdaderas virtudes.
Con ocasión del lanzamiento del Programa de Valores respaldado por varias instituciones del Estado Zulia, entre ellas La Universidad del Zulia y la Cámara de Comercio de Maracaibo, hace ya varios años, fué invitado especialmente el Dr. Oscar Arias, hombre de un extenso currículo y aquilatadas virtudes que lo llevó a ser distinguido con el premio Nóbel de la Paz.
Allí ofreció una conferencia magistral que tituló: “La Primavera de la Ética”, donde señaló tres tareas siempre inconclusas que debemos completar. La primera de ellas es superar el invierno de la corrupción, un símil que utilizó por lo copioso de la lluvia en esa época del año: la segunda tarea es sacudirse los miedos de la democracia lo cual supone dejar atrás los temores del hombre cuando asume la responsabilidad de su libertad; y la tercera, asumir como propio lo que denominó la primavera de la ética o el renacer de un comportamiento fundamentado en valores, tema sobre el cual me he referido bastante en escritos anteriores.
Entendida de ese modo, la primavera de la ética debería posibilitar, a mi entender, el cumplimiento de las otras dos tareas, ya que las tres siguen estando inconclusas, y creo, sin pesimismo sino fundamentado en nuestra realidad, que seguirán sin concluir por mucho tiempo más.
El hombre no es sólo una realidad biológica, es también una realidad cultural donde siempre está presente el aprendizaje y su base fundamental que es el lenguaje. No hay humanidad sin aprendizaje cultural, dice Savater, y la humanidad es el rasgo común que nos hace iguales, es decir, el reconocernos como seres humanos y tratarnos como tales, más aún, en estos tiempos que cobra tanta vigencia lo aconsejado por Erich Fromm: “no debemos confiar en que nada nos salve, sino conocer bien el hecho de que las acciones erróneas nos hacen incapaces de salvarnos”.
De allí la responsabilidad que tenemos como ciudadanos de elegir concienzudamente lo que nos concierne, de acuerdo a principios y valores éticos, que son los que nos permiten discernir sobre las normas y conductas, buenas o malas, que al final propician o no la convivencia en paz, para vivir en un mundo mejor, con honestidad y sin miedo.
Ese debe ser nuestro proceder democrático, el cual nos permitirá hacer igualmente nuestro aporte a la solución de las tareas inconclusas a las que hiciera mención el Dr. Arias. La ética tiene que ver con nuestra recta actuación lo cual nos obliga a ser coherentes entre lo que pensamos, decimos y hacemos.
Una persona íntegra se hace invulnerable a las múltiples formas de la corrupción. Una persona íntegra logra la credibilidad de los demás, y la credibilidad genera confianza y nos induce a una mayor cooperación con un líder con esos atributos. Estos son principios inalienables que se exigen al liderazgo contemporáneo dado que el mundo, y con mayor intensidad nuestro país, atraviesa por un largo y copioso invierno de corrupción, violencia, inmoralidad, injusticia, crueldad y muchas otras manifestaciones de almas perversas, que a pesar de ser ejecutadas por seres humanos, sus sombras y actitudes reflejan a las bestias apocalípticas, lo cual nos hace exclamar como Drauzio Varella:” de que vale el cuerpo, si el cerebro está vacío y tu alma marchita.” O si el cerebro y el alma están llenos de inmundicias y perversiones, digo yo.
Esperamos que el liderazgo de María Corina, una mujer íntegra, nos ayude a impulsarnos en esta lucha por la gran tarea de rescatar nuestros valores que a su vez nos permita reconciliarnos con la vida, reconocernos como humanos y sentirnos orgullosos de ser venezolanos.
En una oportunidad, lejana en el tiempo ya, propuse sustituir el lema del Chavismo de “Patria, Socialismo o Muerte” por el de “Patria, Capitalismo y Valores” Esta consigna, en mi opinión, le da un sentido esperanzador a la vida y proporciona ideales por los cuales luchar, entendida la patria como la describe José Ingenieros: “Sincronismo de espíritus y corazones, temple uniforme para el esfuerzo y homogénea disposición para el sacrificio, simultaneidad en la aspiración de la grandeza, en el pudor de la humillación y en el deseo de la gloria” .
El Capitalismo como lo expresó Emeterio Gómez, que lo reconoció como una formidable maquinaria de generar riqueza, como un sistema que ha demostrado una enorme capacidad de adaptarse a las exigencias sociales de los tiempos y de entender la necesidad de una mejor distribución de la riqueza producida, más justa y equitativa.. Los valores entendidos como los define Stephen Covey: ”Atributos que le damos a los principios -esencia de lo que nos caracteriza, lo que verdaderamente somos- y a las cosas”. Educar en valores implica retomar los principios correctos que nos definen como Nación. Por eso la consigna “Patria, Capitalismo y Valores”.
*Director de VenAmérica