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A 193 años de su fallecimiento, el pensamiento de Simón Bolívar está vivo

Por Paciano Padrón*

En 7 años estaremos conmemorando el Bicentenario de su partida física, tal vez sea momento oportuno para que hagamos un evento de análisis en profundidad de la vigencia del pensamiento del venezolano de todos los tiempos.

El 17 de diciembre, cuando concluía el año 1830, se produce el fallecimiento físico de uno de los nuestros, uno de los hombres más grandes del Continente, orgullo de Venezuela y América, quien apenas había cumplido 47 años de edad y había libertado medio Continente e inspirado a muchos países a seguir el camino de su independencia.

El pensamiento del Libertador Simón Bolívar está plenamente vigente, si bien su existencia física concluyó hace 193 años.

Bolívar, fallecido en Santa Marta, Colombia, en la quinta San Pedro Alejandrino, sus restos reposaron por 12 años en la Catedral de Santa Marta, luego serían trasladados a Caracas, tal como lo había requerido él, para permanecer donde había nacido en 1783; en un cofre de plomo, separado del cuerpo, quedó el corazón de Bolívar en Colombia, simbolizando así su sueño de la Patria Grande, que sigue siendo inspiración.

Es en la quinta San Pedro Alejandrino donde Bolívar deja sus postreras palabras de despedida: “Mis últimos votos son por la felicidad de la Patria”; es la bonanza de la Patria su deseo final, que complementa con una idea que constituye esencia de la tarea que debió realizarse y que debe hacerse ahora. Bolívar añade como requisito de la dicha y prosperidad del pueblo, fortalecer la unión entre todos.

La unión es un valor fundamental en el pensamiento político de Simón Bolívar: “Todos debéis trabajar por el bien inestimable de la unión”, “La unidad lo hace todo”, “La unión debe salvarnos, como nos destruirá la división”.

No tiene dudas El Libertador de que la unidad es factor esencial para el avance de cualquier pueblo; eso que era verdad hace 200 años, sigue siéndolo hoy; escuchemos la voz de Bolívar: “Necesitamos reunir todas nuestras fuerzas para lograr un golpe capaz de variar la suerte del país”. Por supuesto que es un mensaje para Venezuela y Latinoamérica, pero también para los Estados Unidos que hoy, más que nunca, requiere de la unidad de su pueblo y de sus líderes para fortalecer las instituciones democráticas y garantizar la vigencia de su Constitución; hay signos preocupantes en la política de los Estados Unidos que, seguramente relucirán en el enigmático 2024, dentro del escenario electoral; este país, como pueblo, debe preservar su unidad de propósito y acción.

El pensamiento político y social de Bolívar se encuentra disperso en miles de proclamas y manifiestos, de cartas y documentos públicos y privados, así como en discursos pronunciados en diferentes escenarios.

El Libertador entiende a perfección la idea democrática de la separación de poderes: “Huid del país donde uno solo ejerce todos los poderes: es un país de esclavos». Entiende que el gobierno debe respetar al ciudadano en el ejercicio de sus derechos: “Un pueblo es esclavo cuando el gobierno, por su esencia o por sus vicios, deja huella y usurpa los derechos del ciudadano».

La alternancia en el poder es un valor de la democracia y Bolívar lo supo decir y cumplir: “Nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo a un mismo ciudadano en el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerlo y él se acostumbra a mandarlo, es ahí donde se origina la usurpación y la tiranía”. Complementa el Libertador la idea anterior: “La continuación de la autoridad en un mismo individuo, frecuentemente ha sido el término de los gobiernos democráticos”; “La dictadura es el escollo de las Repúblicas”.

Sobre la función pública también se expresa claramente Bolívar: “Los empleos públicos pertenecen al Estado; no son patrimonio de particulares”; añade luego quiénes no deben desempeñar empleo público: “Ninguno que no tenga probidad, aptitudes y merecimientos”. Perfecciona la idea destacando la obligación que tiene el servidor público de escuchar a los ciudadanos: “El que manda debe oír, aunque sean las más duras verdades y, después de oídas, debe aprovecharse de ellas para corregir los males que produzcan los errores”.

En cuanto a las armas de la República afirma de manera contundente: “Maldito el soldado que vuelve sus armas contra su pueblo”, para suplementarlo con una idea fundamental a cualquier causa popular: “No podemos tener traidores en las filas, de lo contrario perderíamos la Patria».

En esta secuencia de pensamientos bolivarianos, pongamos de relieve por último su idea sobre la constancia en la lucha por la libertad. Atención Venezuela, Cuba, Nicaragua y demás países sometidos en el planeta: «Todos los pueblos del mundo que han luchado por la libertad han exterminado al fin a sus tiranos». No podemos desmayar, busquemos incesantemente la unidad de propósito y acción, con constancia en la lucha, camino a la libertad.

Quisiera, finalmente, recordar al Libertador cuando el 15 de febrero de 1819 instala el Congreso de Angostura: “Dignaos conceder a Venezuela un gobierno eminentemente popular, eminentemente justo, eminentemente moral, que encadene la opresión, la anarquía y la culpa. Un gobierno que haga reinar la inocencia, la humildad y la paz. Un gobierno que haga triunfar, bajo el imperio de leyes inexorables, la igualdad y la libertad”.

Ese gobierno descrito por Bolívar es el que aspiramos para Venezuela hoy, 200 años más tarde, es el que queremos para todos los países del planeta; si lo alcanzamos obtendremos un mundo feliz, a no dudarlo.

A 193 años del fallecimiento físico de Simón Bolívar, su pensamiento está vivo. En 7 años estaremos conmemorando el Bicentenario de su partida física, tal vez sea momento oportuno para que hagamos -por qué no en Miami- un evento para analizar en profundidad la vigencia y probablemente la puesta al día de algunos aspectos del pensamiento del venezolano de todos los tiempos.

*Presidente de VenAmérica y miembro de la Sociedad Bolivariana de Caracas.

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