De proletarios a propietarios (II)
Por Neuro J. Villalobos*
La historia y los hechos han demostrado que existe una conexión entre el sistema político y la libertad individual y una alta correlación entre progreso y propiedad privada
El Estado es la gran ficción a través de la cual todo el mundo trata de vivir a costa de los demás. Frederic Bastiat.
Hace alrededor de 12 años que los empresarios Rafael Alfonzo, Marcel Granier y Oscar García Mendoza, promovieron con bastante fuerza la iniciativa sobre la necesidad de construir una “País de propietarios” cuya idea central no sé en qué momento cesó su impulso. Fedecámaras nacional había reforzado la iniciativa al plantear que la propiedad privada tiene que ser un derecho irrenunciable de todos los venezolanos, con lo cual trató de enfrentar la engañosa entrega de títulos de simple posesión de viviendas que estaba otorgando el régimen de Hugo Chávez para esa fecha.
Los empresarios mencionados impulsaron, teóricamente, la necesidad de convertir a los proletarios dependientes de las dádivas del Estado, a propietarios que con su esfuerzo y voluntad personal labren su propio destino, ya que el progreso y el desarrollo del país está en esa positiva conversión, expresaban. De allí la necesidad de luchar por la vigencia del Estado de Derecho, que como dice el Dr. Alberto Borea Odria, es una de las formas como puede organizarse el Estado; es la que mejor refleja la autopercepción de la dignidad del hombre contemporáneo y atiende mejor que ninguna otra formación al respeto de la libertad de los seres humanos.
El objeto del Estado de Derecho es el de garantizar la libertad y la seguridad del ser humano. Cuánto menos margen se dé al capricho -dice Borea Odria- y mayor vigencia a la razón estamos ante una organización que expresa mejor la dignidad humana y que garantiza su seguridad, la que ha sido considerada por muchos como la verdadera razón del Derecho, incluso por sobre la justicia. Ese anhelo por tener algo mío, y más si es fruto de mi trabajo, constituye una constante de la especie humana.
En un documento de la Unidad de Análisis Económico de Fedecámaras se expresa muy acertadamente que “la propiedad como derecho humano implica uso, goce y disponibilidad. Un sistema de propiedad privada da a los individuos el derecho exclusivo de usar sus recursos como lo considere conveniente y transferirlos a su voluntad.” Esa, a mi entender, es la verdadera esencia de un capitalismo con justicia social, muy distinto al capitalismo salvaje que practican algunas naciones, y al salvajismo estatal que se pretende implantar en algunos países, como es el caso venezolano.
A estas consideraciones habría que agregar las que hace el Dr. Rubén Jaén Centeno en un artículo suyo publicado en el Diario El Nacional el día 09/09/2006, titulado: “Genética y Propiedad Privada” en el que haciendo un juicioso análisis nos dice que desde hace muchos años se sospechaba que el proceder de las personas tenía una base genética, pero no había pruebas fehacientes hasta la identificación de la composición del doble hélix que forma el ADN y las investigaciones que condujeron al estudio del genoma humano, lo cual explica que las reacciones en los animales sean muy semejantes. Si reconocemos con humildad, dice el Dr. Jaén, que somos simplemente primates superiores con capacidad de pensar y razonar, debemos aceptar que hay instintos que la mayoría no puede dominar porqué forman parte de nuestra composición genética y el deseo de tener algo propio y su defensa, está entre ellos.
La historia y los hechos han demostrado que existe una conexión entre el sistema político y la libertad individual y una alta correlación entre progreso y propiedad privada. Creo que debemos retomar y darle impulso nuevamente a la idea de que nos convirtamos “de proletarios en propietarios” como una propuesta alternativa frente al estatismo asfixiante y controlador en que se sustenta el actual régimen que oprime, reprime y constriñe las libertades en Venezuela. Sería muy oportuna como bandera de lucha permanente para todos los que creemos en la propiedad privada como motor del desarrollo.
Por lo menos tenemos bien claras tres cosas: primero, que el pasado es una referencia y no un lugar de residencia. Dejemos el pasado para que nuestros historiadores nos proporcionen sus lecciones y conclusiones a tomar en cuenta. Segundo, que las doctrinas que pretenden eliminar la propiedad privada están destinadas al fracaso, tal como ha sucedido con los intentos de aplicación del sistema comunista ya que jamás se podrá despojar al ser humano de ese sentido de propiedad que lleva en sus genes. Y tercero, lo que nos dice Bastiat: “La vida, la libertad y la propiedad no existen por razón de leyes hechas por el hombre. Por el contrario, ellas existen con anterioridad a aquello que hizo a los hombres hacer leyes por primera vez”.
*Director de VenAmérica