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Escuchemos a la Sociedad Civil en Venezuela

En Venezuela la sociedad civil ha participado de manera masiva y contundente en las marchas de protesta contra un régimen tirano, torturador y genocida

Por VENAMÉRICA, BEATRICE E. RANGEL

Y estos sucesos conforman la cotidianeidad de Venezuela. Bajo esas condiciones la comunidad internacional exige que se realice un evento electoral para salir de la crisis. Pero mientras eso ocurre ninguna de las naciones que participan en la coalición de apoyo a la libertad de Venezuela se suma a las sanciones decretadas por Estados Unidos contra un elenco de gobernantes incursos en crímenes grotescos como es el tráfico de drogas y seres humanos y violación masiva de los derechos humanos. Y si bien es cierto que esa coalición denunció las elecciones convocadas por el régimen como fraudulentas, también es cierto que no se están adelantando diligencias para garantizar que el soberano ejerza su derecho a elegir en Venezuela.

Y este derecho se le está negando a las valerosas de las sociedades civiles del hemisferio. En efecto, durante dos decenios de yugo autoritario la sociedad civil venezolana no ha desfallecido nunca en la lucha por recobrar su libertad. En Venezuela la sociedad civil ha participado de manera masiva y contundente en las marchas de protesta contra un régimen tirano, torturador y genocida. Ha recabado millones de firmas para apoyar la moción constitucional de llevar a cabo un referéndum revocatorio. Se movilizó contra un proyecto de cambio de la constitución y derrotó al régimen en el 2007. Entregó sus jóvenes al holocausto en 2014 y 2017. Y hoy ejerce en silencio la resistencia civil. En síntesis: la sociedad civil venezolana es una sociedad democráticamente madura y sentimentalmente gallarda.

Esa sociedad ha puesto su confianza en diversos liderazgos que hasta hoy no han sido capaces de rematar la faena democrática y por tanto el régimen usurpador continúa ejerciendo el poder pese a que:

  • 56 naciones del mundo le consideran ilegítimo;
  • a que la comunidad internacional se movilizó para hacer llegar ayuda humanitaria en febrero del 2019;
  • y ahora apoya de manera gradual las sanciones establecidas por Estados Unidos y Canadá contra los verdugos del pueblo de Venezuela.

Se plantea entonces la interrogante de cómo salir de este dilema en el que la comunidad internacional exige que haya un proceso de sufragio para establecer autoridades legítimas en las cuales apoyar su respaldo a la causa de la libertad.

Y francamente la única salida posible está en la propia sociedad civil de Venezuela a al cual hay que suministrarle los recursos para que reedite la cívica jornada del 16 de Julio del 2017 cuando la sociedad civil se organizó, constituyó y realizó una consulta popular a la cual concurrieron 7 millones de venezolanos tanto dentro del territorio como fuera de él. En esa ocasión la sociedad civil expresó claramente su rechazo a la usurpación del poder ejecutivo por parte del régimen de Nicolás Maduro e instruyó a la Asamblea Nacional a designar un Consejo Electoral y un Tribunal Supremo de Justicia.

Dado que esa agenda se incumplió. Hay que pedirle a la sociedad civil una nueva hoja de ruta frente a la usurpación; la constitución de autoridades legítimas –ya que la Asamblea Nacional actual pasa a ser ilegítima el 5 de enero del 2021 y el sentido que desea darle a la cooperación internacional.

Por ser la protagonista de esta tragedia que marcará a varias generaciones de Latinoamericanos, la sociedad civil de Venezuela es el único vertedero de ideas que realmente apunten a la solución. Porque ella ha puesto las lágrimas y sufre la desolación de un drama que no pareciera tener fin.

18 de agosto de 2020 – 17:08  La autora de este artículo es asesora de VenAmérica

 

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