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Venezuela: Perspectivas y reconstrucción

Las perspectivas para Venezuela en 2020 son de incertidumbre por la turbulencia política en el proceso de salida del actual régimen usurpador

Por VENAMÉRICA, NELSON OXFORD

Fue el título escogido por el economista Antonio Paiva Reinoso para un nuevo coloquio organizado por VenAmérica este 5 de Marzo 2020, dentro de su programa Hablemos de Venezuela. Antonio es un venezolano autóctono, jovial, sencillo, enamorado de una ciencia difícil de explicar y de digerir; empeñado en formar generaciones unidas no solo por fuertes lazos de amistad y afecto sino de profesionalismo, ética, valores y tecnología, de lo cual es vivo ejemplo, que influyan de manera protagónica y activa en el desarrollo de una patria que ama profundamente y a la que ha dedicado su vida profesional, docente y política.

El espacio cedido amablemente a VenAmérica por el Interamerican Institute for Democracy se hizo insuficiente para los asistentes ávidos en escuchar lo que Antonio iba a decir en relación a la evolución de la economía en Venezuela, las perspectivas 2020 y la recuperación de nuestro país, disertación que comenzó por esbozar la evolución de la actividad petrolera, nuestra principal fuente de ingreso y riqueza, ayer, hoy y por muchos años más, que se encuentra al borde del colapso y se contrajo a volúmenes de inicio del siglo XX; la OPEP reporta una producción en descenso de 750mb/d en 2019, cuando en 1999 llegamos a producir 3 millones. PDVSA ha sido destruida por la incompetencia gerencial, el abandono de las instalaciones, en medio de una corrupción descomunal que ha limitado sus mercados, desmantelado la red de comercialización.

Hostigada por una cada vez más opresiva inseguridad y delincuencia, la agricultura registra una disminución a niveles mínimos de producción y las expropiaciones acabaron con la actividad agrícola y pecuaria. Solo se está produciendo queso. La producción industrial, sin insumos ni materias primas, se ha desplomado y la escasa producción se dirige al mercado interno. No hay exportaciones. La mano de obra emigró. El comercio y los servicios, concentran la actividad económica del país.

La hiperinflación encabeza un descomunal déficit fiscal (17% PIB) y una irresponsable emisión monetaria, ha liquidado el poder adquisitivo de trabajadores y ciudadanos. El bolívar carece de confianza, es una moneda destruida. No funciona como unidad de cuenta ni como reserva de valor, apenas se utiliza como medio de pago en un cono monetario rezagado e inútil con más ceros de menos y nuevos billetes. El BCV, ejemplo en Latinoamérica, fue destrozado y no cumple sus funciones, siendo cómplice del caos actual. La administración pública no funciona y está profundamente corrompida. El salario mínimo es una burla. La cesta básica para noviembre 2019 equivalía a 5.543.084 BsS, unos 142 US$, en tanto el salario mínimo se ubica en 250.000 BsS unos 3,71 US$. Los trabajadores no alcanzan la línea de pobreza fijada por la ONU de 1,9 US$/día pues perciben 0,22 US$/día, todo se ha dolarizado, menos el salario.

Antonio criticó la manera soterrada y desordenada como se ha flexibilizado el mercado cambiario, convirtiendo al dólar en valor referencia; entre 60% y 70% de las transacciones son en US$, obviando que la dolarización provoca una dinámica social perversa con un empobrecimiento muy rápido de la población, profundizando la brecha de desigualdad y develando conductas inapropiadas de empresarios y comerciantes.

Las perspectivas para Venezuela en 2020 son de incertidumbre por la turbulencia política en el proceso de salida del actual régimen usurpador, continuará el desequilibrio, se acentuará el decrecimiento de la economía, los venezolanos soportarán mayores niveles de pobreza y sufrirán penurias, inflación y privaciones con aumento de la emisión de dinero inorgánico, deterioro de los canales de distribución, altos precios internacionales, caída de la producción interna y revisión de tarifas de servicios.

Es necesario detener el desastre económico, prepararse para la nueva Venezuela, donde la responsabilidad de la diáspora, de la sociedad civil, es prospectar nuevos negocios e inversiones, apuntalar el programa de recuperación contenido en el PLAN PAIS presentado por el Presidente (e) Juan Guaidó, un inmenso esfuerzo para rescatar a Venezuela, para que los compatriotas regresen al país con seguridad y esperanza, concluyó.

El autor de este artículo es gerente de Información y Comunicación de VenAmérica
diariolasamericas.com   10 de marzo de 2020  

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