Venezuela, rebelión y cambio
Paciano Padrón*
No es un secreto para nadie que el pasado 28 de julio el pueblo de Venezuela, a pesar de todas las trampas y ventajismo del régimen, eligió presidente con casi 70% de los votos emitidos a Edmundo González Urrutia.
La rebelión, el enfrentamiento y lucha contra la tiranía es un derecho natural del hombre, así lo expresó recientemente mi compañero de promoción universitaria Juan José Monzant; derecho que se adquiere al nacer, lo cual es lógico, porque nacemos libres y la tiranía es la negación de la libertad, luego luchar por ella en connatural al ser humano; rebelarse contra el dictador y déspota corresponde a quien ama su libertad.
Además del derecho natural a la rebelión, existe la obligación constitucional a la rebelión, contemplada en el último artículo de nuestra Carta Magna, en el 350: “El pueblo de Venezuela … desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores principios y garantías democráticos o menoscabe los derechos humanos”.
No es un secreto para nadie que el pasado 28 de julio el pueblo de Venezuela, a pesar de todas las trampas y ventajismo del régimen, eligió presidente con casi 70% de los votos emitidos a Edmundo González Urrutia. La “autoridad” electoral, sumisa al régimen, dio por ganador al perdedor y anunció, sin mostrar actas o prueba alguna, a Nicolás Maduro como presidente; poco luego, el no menos sumiso Tribunal Supremo de Justicia sentenció, sin escuchar a la contraparte, que Maduro es el presidente electo, como también lo decretó la Asamblea Nacional, sometida al capricho del tirano.
Es ingenuo pensar que el régimen dé cumplimiento al artículo 231 de la Constitución, que establece que el candidato elegido -en este caso Edmundo González- tomará posesión del cargo de presidente el 10 de enero del primer año de su período constitucional, “mediante juramento ante la Asamblea Nacional”; si por cualquier motivo sobrevenido no pudiese tomar posesión ante la Asamblea Nacional, “lo hará ante el Tribunal Supremo de Justicia”, sin precisar fecha. Ni la Asamblea Nacional madurista ni el TSJ del régimen le tomarán juramento a Edmundo, lo que abre el camino a la rebelión, contra quienes pretenden seguir gobernando de espalda al pueblo y en contra de su voluntad claramente expresada el 28 de julio de 2024.
Edmundo González Urrutia deberá juramentarse ante el pueblo de Venezuela y asumir el poder por la voluntad popular. Hay momentos en la historia en que los líderes deben asumir la responsabilidad de gobernar por encima de las circunstancias. Edmundo tiene el mandato popular y la confianza de la gran mayoría de los venezolanos, no puede someterse al capricho del tirano y de la minoría, de su élite criminal; adelante Edmundo.
El Libertador Bolívar varias veces asumió como dictador el poder; recordemos 1823, dictador de Perú o 1828, dictador de Colombia; ¿ante qué parlamentos o tribunales se juramentó?, ante ninguno, asumió el mando y adelante, con disposición de declinar en cuanto le fuera posible, habiendo designado Consejo de Ministros y Consejo de Estado que lo ayudarían a gobernar transitoriamente.
El 23 de enero de 1958, luego de que Pérez Jiménez desconociese el resultado electoral del plebiscito de pocos meses antes, de noviembre de 1957, cuando el perdedor por paliza se autoproclamó ganador, las Fuerzas Armadas y el pueblo depusieron al tirano, asumió el poder pleno una Junta de Gobierno que presidió Larrazábal, sin juramentarse ante un Parlamento o Tribunal, a pesar de no tener el respaldo explícito del 70% de los electores, como lo tiene hoy Edmundo González. A una dictadura no se le puede jugar con las normas de la democracia. La juramentación de Edmundo debe ser ante el pueblo y pa’lante.
El régimen de Maduro y el G2 cubano han tenido, como estrategia incrementada al máximo en los últimos meses, sembrar miedo y matar la esperanza del pueblo. Es hora de vencer el miedo como lo expresa magistralmente María Corina Machado, lideresa de este proceso de recuperación de la libertad. No me equivoco al afirmar que hoy el 90% del pueblo está con el cambio, incluidos militares y policías. Recordemos que Edmundo ganó todos los centros electorales que funcionaron en instalaciones militares, ahora no dispararán contra el pueblo, ahora cuando saben del fraude, cuando su situación personal y familiar ha empeorado aceleradamente en estos últimos cinco meses y cuando conocen que el pueblo está dispuesto a rebelarse contra el tirano.
Ya Montesquieu lo afirmó, es cierto que el miedo puede forzar la obediencia, pero también destruye la lealtad; “un pueblo que obedece por temor nunca será verdaderamente leal a su líder”; simulará lealtad hasta que deba dar y dé un paso al frente, colocándose al lado de la gente y en contra del tirano.
La calle es el escenario del pueblo y la democracia: que la calle no calle; el régimen de Maduro, sembrador de miedo y desesperanza, quiere que abandonemos la calle, a la cual María Corina nos invita a llenar de nuevo en Venezuela y en cualquier lugar del mundo donde nos encontremos los venezolanos; nos invita para este próximo jueves 9 de enero, bajo la consigna “Gloria al Bravo Pueblo”; allí estaremos, allí estará VenAmérica junto a todos, decretando el fin de la tiranía y anunciando el comienzo de un periodo de crecimiento, democracia y libertad, bajo la presidencia de Edmundo González y la Vicepresidencia de María Corina Machado.
Que ningún venezolano en nuestra patria o en la diáspora deje de estar presente en la calle este jueves 9 de enero. Que la calle no calle, rebelión y cambio.
Gloria al Bravo Pueblo.
*Expresidente de VenAmérica