La recomposición social desde la política
Por Neuro J. Villalobos Rincón*
«Convertir el plomo en oro se interpreta como transformar un metal vil, el hombre mediocre, en uno noble, el hombre virtuoso.»
Si en general la Sociedad toda tuviera una visión Aristotélica de la política, el future de la humanidad fuera más venturoso; pero mientras se conciba esta como un fin para lograr los medios personales o grupales, la política seguirá considerándose como una actividad aberrante cuya profesión es ejercida por una cuerda de deshonestos a quienes importa poco el Sistema democrático como forma de organización social, por lo que la Sociedad se mantendrá en crisis permanente.
Aristóteles en su visión filosófica de la vida consideraba que “la política es el prototipo de toda capacidad humana, ya que su objetivo es la vida feliz y Digna de los ciudadanos. En ese sentido, es la continuación y la culminación de la ética”.
Imaginemos por un momento que quienes ejercen la responsabilidad ciudadana de la política los guía la ética y en consecuencia velan celosamente por la vigencia del Estado de Derecho, la defensa de los derechos ciudadanos consagrados en la Constitución Nacional y la pulcra conducción del Estado y los recursos asignados a él. Sin duda, ese comportamiento impediría la quiebra moral y material de la República, tal como la observamos hoy día, donde en cada momento estalla un escándalo debido a la magnitud de la corrupción que ha permeado en todos los resquicios de la vida nacional.
El objetivo de la política es garantizar la existencia del Estado de Derecho y el objeto de este es garantizar, a su vez, la Libertad y la seguridad del ciudadano, en ese sentido, cuanto menos margen se dé al capricho de los gobernantes y mayor vigencia a la razón estaremos ante una organización de la Sociedad donde mejor se expresa la dignidad humana.
Tenemos que pensar en un futuro Seguro lo cual significa darle un sentido más profundo a nuestra vida, es proponerse lograr un objetivo concreto que puede ser, por ejemplo, restablecer la Fortaleza interior para lograr vencer los obstáculos y dificultades que impiden el desenvolvimiento pleno de nuestra Libertad. La Libertad interior dice Víctor Frankl, “puede elevar al hombre muy por encima de su destino adverso”. La fe en el futuro, en un futuro mejor, impulsa a acumular las fuerzas del asidero espiritual necesario para impedir la pérdida de confianza y creer que es posible superar la quiebra.
Como dijera Cervantes a través del Quijote “la Libertad Sancho, es uno de los dones más preciosos moral y material del país. Que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la Libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida”. No puede haber Libertad donde reina la miseria, y una de sus expresiones más evidentes es la ignorancia; o como lo sostiene Dostoievski, “en la miseria no hay ni ha habido nunca quien conserve intactos la nobleza de sus sentimientos”.
El Sistema democrático se ha consolidado en el mundo de hoy básicamente por esa búsqueda constante del hombre de acercarse a un modelo de Sociedad cuya esencia garantice el respeto a los derechos fundamentales de los ciudadanos y el disfrute equilibrado de la riqueza que se genere en cada país. El intento de aproximación a este modelo debe considerarse como un proceso en constante evolución, evitando asumir el poder como un fin y no como un medio.
No debemos habituarnos, por inconsciencia o por indiferencia, a tratar como natural los malos hábitos, perversiones, desvaríos y caprichos de gobernantes como los que tenemos ahora en Venezuela, lo cual obliga a que sea acuciante la idea de rescatar nuestra nación para construir ese futuro que nos merecemos. Ese proceso de descomposición social acelerado y sostenido por una enorme cantidad de recursos usados sin escrúpulos para la compra de conciencias lo que debemos remover para edificar una nueva República. Para ello la política fundamentada en principios éticos es fundamental.
*Director de VenAmérica